Plein Air
Todo comenzó un miércoles de finales de marzo. Unos cuantos amigos quedamos para ir a ver la exposición de Cézanne en el Thyssen.
Tras la exposición y mientras comíamos, comentamos los cuadros que más nos habían gustado, las características del dibujo de Cézanne, los colores y qué bien estaría salir a pintar al campo.
Como en mi caso lo he hecho alguna que otra vez, les propuse organizar una salida.
A las cuatro y media estábamos pintando en El Estudio, academia donde un grupito intercambiamos conocimientos, experiencias y emociones, al tiempo que Paco, el maestro Francisco Soto, nos ilumina con sus enseñanzas, pensamientos y experiencias.
Comentamos con algunos lo que nos había parecido la exposición, nos dieron sus opiniones, (creo que fuimos los últimos en verla), y ahí terminó todo.

Como siempre pasa en estos casos, al principio son muchos los interesados, pero como no hay más remedio que poner una fecha, finalmente solo unos cuantos pueden asistir.




Tras un par de horas pintando, observando, mirando de soslayo a los demás, propongo comer algo. En seguida Eugenio asiente y se pone manos a la obra, selecciono el sitio y cuando voy a poner la botella de vino que llevaba, me encuentro un mantel redondo, con dibujos de limones y hojas, al estilo de los que utilizaban los impresionistas, no os quepa la menor duda. Cada uno aporta algo con lo que llenar el mantel, desde unas empanadillas caseras, pasando por companaje (embutido y cosas de picar, según la jerga de Alicante), medias noches con diversas viandas y hasta unas copas para que el vino supiera mejor.
Después de recobrar fuerzas, seguimos un par de horas más, sacamos fotos de todas nuestras obras y nos prometimos repetir de nuevo esta fantástica experiencia.
De hecho y a estas alturas de la crónica, habiendo pasado ya la Semana Santa, Pilar F. ha estado pintando en la zona de Gandía, yo mismo he tomado apuntes en Alicante y seguro que todos habrán trabajado un poco.
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