lunes, 31 de marzo de 2014

HISTORIA DE UNA FOTO



22 de marzo de 2014, en el barrio de Las Letras han organizado una jornada llena de actividades, desde pasacalles hasta representaciones teatrales; pero la lluvia ha hecho acto de presencia, aunque nadie la había invitado y ha aguado la fiesta. Y es que en Madrid, si llueve, no somos nadie.

A pesar de ello, Pepe, Pilar y yo nos hemos dado una vuelta por el barrio. Cuando acabábamos de pasar por delante del Ateneo en la calle del Prado observo unas azaleas que con la complicidad de la lluvia hacían resplandecer ese rojo magenta que no dejaba que nadie pasara sin dedicarle por lo menos un pensamiento.

Cuando llueve, llevas la mochila a la espalda y quieres llegar a un sitio para resguardarte y tomarte un café, solo un fotógrafo se puede hacer una idea de lo que cuesta pararse, quitarse la mochila de la espalda, sacar la cámara, volver a colgarse la mochila y disponerse a componer la foto; si, yo lo hice. Sé que no os lo creéis, por eso os dejo la prueba de tal hazaña.

Primero compongo la foto con las azaleas a la derecha y espero que el señor del paraguas cruce para crear una diagonal. Pero antes de quitar el ojo de la cámara, percibo un movimiento magenta o fucsia en el centro de la imagen y espero.




Aparece un paraguas fucsia que le vendría muy bien a mis azaleas; ya habíamos intimado. Espero a ver hacia dónde se dirigirá.




Perfecto, viene hacia mi, espero a que esté a la altura necesaria y zass, ya tengo la foto. 




Moraleja:
Cuando mires por el visor, mira toda la foto, no solo lo que te ha llamado la atención y cuando dispares, sigue mirando, pueden pasar cosas que antes no estaban.

1ª foto   



                                                                                   Foto definitiva 



domingo, 30 de marzo de 2014

Parece que fue ayer

Y sin embargo, han pasado más de tres años desde mi primera experiencia con un blog. En todo ese tiempo ha amanecido una y otra vez, y ha anochecido el mismo número de veces. Esto que puede parecer monótono tiene la magia de la observación, cuando de manera intencionada, uno decide apreciar y sentir los detalles de tan cotidiano fenómeno, éste se convierte en el más excepcional de tu vida; y esto es posible que suceda, una y otra vez.

Pues bien, yo no he observado cada día con tanta dedicación; es agotador, pero si que han pasado muchas cosas, cambiado muchas circunstancias y crecido un poco más (de espíritu, me refiero). De modo que, para que no se me acumulen más ideas, experiencias, fotos, dibujos, pinturas etc., voy a hacer algo para lo que creo están destinadas las creaciones de todo ser humano;

 C O M P A R T I R L A S


Si me queréis acompañar, podéis suscribiros a “entradas y/o comentarios”; intentaré hacer una entrada por semana como mínimo. No prometo nada nuevo ni emocionante, más bien cotidiano, pero observado con esa intención que lo haga único.